IAG, aerolínea anglo-española, busca soluciones ante los problemas que han aparecido en los últimos tiempos. No es fácil, porque los imprevistos le han llegado con muy seguidamente, pero aún puede salir de su atolladero. Al batacazo tras el Brexit o la incertidumbre de la escalada del terrorismo se le une ahora la respuesta de Donald Trump de restringir las entradas a Estados Unidos de vuelos procedentes de Iraq, Irán, Somalia, Sudán, Libia y Siria. IAG se hunde en Bolsa. Este jueves, la acción perdió más de un 2%, en un descenso a pista atropellado.
Las medidas anunciadas por el nuevo presidente estadounidense es otro palo en la rueda para los intereses de las aerolíneas en términos generales, aunque también para IAG. El mensaje trasladado dota de mayor inseguridad a un clima de por sí tenso a nivel global y eso es algo que puede terminar pesando en el conjunto del sector. Más aún cuando parecía que comenzaba a levantar el vuelo.
IAG, particularmente, atraviesa un sendero de desbarajustes en los últimos tiempos. Dentro del Ibex 35 fue la más penalizada el día en el que el Reino Unido decidió mayoritariamente abandonar la Unión Europea con un desplome de más del 26,86%. Récord histórico.
Desde entonces, logró remontar en todos los sentidos como se ha podido reflejar en el “rally” que lleva hasta ahora, recuperando hasta un 38% de su capitalización.
Aunque el efecto divisa con la libra sigue siendo un importante catalizador negativo y el proceso de separación de Gran Bretaña no ha hecho más que comenzar. Toda esa maraña de confusiones en términos políticos y económicos no hace más que perjudicar a los intereses de su negocio, como efectivamente también se canaliza a través de los movimientos de las divisas.
Con todo, el consenso de mercado estima que el beneficio anual de la compañía ascienda hasta los 1.528 millones de euros en 2016 desde los 1.102 millones de euros que obtuvo en 2015. Aunque es algo que podría cambiar de cara a las previsiones para el 2017. De hecho, las previsiones indican que su beneficio podría descender hasta un 2% sobre las cifras del pasado ejercicio.
A este cóctel se le suma también que las cifras de ingresos estimadas para el 2017 se quedarían estancadas con respecto a las que se proyectan para el año pasado –la compañía aún está pendiente de oficializar sus resultados anuales–. Una evolución absolutamente plana. Los números de consenso de mercado estiman una facturación de 19.539 millones de euros para el año pasado y de 19.538 millones de euros para el presente.
El petróleo no ayuda
Por añadidura, el precio del petróleo ahora actúa como un importante hándicap para el grupo que dirige Willie Walsh. Si durante el desplome del barril de crudo Brent, que pasó de los más de 120 dólares hasta los 27 dólares, actuó como un viento de cola para las compañías del sector durante los últimos años, su recuperación ahora es un factor que pesa negativamente sobre sus cuentas.
Fuentes de mercado explican a este medio que “el precio del petróleo tal y como se encuentran los mercados en términos geopolíticos se va a mover en una horquilla que oscila entre los 45 dólares y 65 dólares en mayor medida”. Algo que no beneficia especialmente a un sector que entre uno de sus principales costes se encuentra el combustible de las aeronaves (queroseno), bastante correlacionado con el petróleo a día de hoy…