En marzo los CEO de las aerolíneas más importantes del mundo se reunirán en Chile en el marco de una conferencia internacional con motivo de la versión 2010 de la Fidae. Los ejecutivos aprovecharán esa oportunidad para fijar una postura común frente a la polémica norma que la Unión Europea (U.E) implementará a partir de enero de 2012, la cual contempla que todas las aerolíneas que vuelen a esa región deberán reducir sus emisiones de CO2.
Los reparos de la industria no apuntan al fondo de la iniciativa, sino que a su forma. Se oponen a una serie de detalles que ella contempla, como que si una línea aérea vuela entre Río de Janeiro y París e incumple la norma, deberá pagar una multa sólo a la U.E y no a Brasil. Asimismo, el cálculo de la reducción de CO2 se hará en base a un promedio histórico de emisiones de cada operador que considera las emisiones entre 2004 y 2006, período en que muchas líneas aéreas aún no renovaban sus flotas.
De allí que Patricio Sepúlveda, vicepresidente regional de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por su sigla en inglés), señala que esta industria sí cuenta con un “plan verde”. A ello se suma la postura de diferentes actores del sector coinciden en que este tema debe regularse a nivel mundial y no por parte de un bloque específico de países.
“La postura preliminar es que la industria no puede ser fragmentada. Estamos en pro de que un tema tan importante como éste se maneje y decida en la agencia de las Naciones Unidas a cargo de este tema, la OACI”, dijo. Agregó que las aerolíneas están de acuerdo en que hay que tomar medidas para conciliar el interés de la Unión Europea y de la comunidad mundial. “Es relevante que haya una mirada sectorial y que no se decida a través de gobiernos que quieran compatibilizar esto con otras acciones”, añadió Sepúlveda.
A su juicio, esta industria ha demostrado su preocupación por los efectos que produce en el ambiente. En esa línea recordó que el compromiso de este sector es bajar en 1,5% sus emisiones hasta 2020. Añadió que trabajan en un plan para mejorar aspectos de infraestructura, tecnología y eficiencia, con la meta de que al 2050 las empresas aéreas hayan reducido en 50% sus emisiones.
El efecto en la región
La norma de la Unión Europea afectará también a las líneas aéreas latinoamericanas que vuelan a ese bloque. Pese a ello, conocedores del mercado explicaron que las firmas de la Región tienen flotas eficientes que las dejan en ventaja.
La incógnita es qué sucederá con líneas aéreas como LAN, que renovaron su flota los últimos años y que entre 2004 y 2006 tenían aviones más antiguos. Asimismo, reducir los niveles de CO2 en una flota altamente eficiente podría ser más dificultoso para LAN que firmas que aún tienen aeronaves antiguas.
Fuente: www.df.cl